miércoles, 20 de mayo de 2020

Diario de una cuarentena. Día 68

Hoy no me he quedado un rato en la cama mientras sonaba el despertador. Hoy preferí levantarme rápido porque ayer mi jefa me anunció que hoy me llamaría. Y aunque en ningún momento me dijo que lo haría temprano, no sé, creo que ya he desarrollado el olfato lo suficiente como para saber cuándo se avecina un marrón. Ella llevaba semanas medio contándome que iba a salir un nuevo contrato y por fin ayer me llamó para decirme que ya lo tenía, que se lo iba a leer, que lo iba a estudiar, que ella creía que nos encajaba y que mañana (hoy) me contaría detalles para ver qué me parecía. Ella siempre habla de este contrato con tanta alegría y entusiasmo como angustia me produce a mí oírla. 
Y llegó el día. Después de ducharme y vestirme ahí estaba su llamada perdida, antes de tomarme ni un café. La llamó, me contesta jovial y exultante, sin dejarme mediar palabra, como es su costumbre. Me cuenta que ya está, que lo ha visto todo, que lo vamos a hacer las mismas que estamos llevando mi contrato y que fenomenal todo, que nos darán un incentivo a cada una de 200€. Yo pregunto en primer lugar por el tiempo de dedicación y resulta que no tenemos que trabajar más, no hace más que repetir lo de que "nos encaja" porque ya que vamos a los jardines, miramos otras cosas. Yo, que sé sumar, sé que si vas a un jardín a inspeccionar unas cosas y además tienes que mirar otras, tardas más y eso es tiempo, aunque sea poco. Además no todo el contrato es en jardines, también hay playas. Pero eso no importa, son playas que hay en la ciudad, dice ella, como si por estar en la ciudad no llevase tiempo inspeccionarlas. Así que en la jornada completa que dedicamos a nuestro servicio, tendríamos que realizar otro servicio adicional y no pasa nada. A mí, no sé muy bien por qué, me viene a la cabeza la palabra "estafa" y eso que de contratos, administraciones y esas cosas no controlo demasiado. Pero aun así me da por pensar que si a un mismo organismo le cobras dos veces por la misma jornada.... nada, serán cosas mías. 
Total, que yo que no soy de juzgar a la ligera sin tener toda la información, le digo que me envíe el pliego para leerlo con calma y decidir yo si me encaja tan bien como a ella. Accede pero le molesta, porque para ella todo está muy claro. Yo le digo que las cosas no son así, que yo ahora para hacer mi trabajo invierto a lo largo del día todos los momentos que puedo pero además tengo que hacer cosas en fin de semana porque si no, no llego. Insiste en que esto lo puedo asumir, que no me va a añadir horas. También insiste en los 200€ que me van a caer por el trabajo, como si fuesen un premio caído del cielo y no un dinero que se llama sueldo y que te ganas al prestar un servicio a una empresa. Como la conversación es un diálogo de besugos le digo que me leeré el pliego pero que en ningún caso voy a realizar el trabajo por sólo 200€. Ella dice "¡son al mes!" y claro, no lo puedo evitar, me río a carcajadas y le digo "hombre, ya lo había entendido". No contenta, me aclara que son 200€ para cada una. Le digo que si está de broma.
Cuelgo. Tengo la boca seca, por no hablar de la sangre que me hierve. Al no decirle un "sí", que era la única respuesta que contemplaba al llamarme, se ha indignado y me ha soltado que "encima que pensamos en vosotras". Uff, ya estamos. De los creadores de "no te quejes que al menos tú tienes trabajo", llega ahora a sus pantallas "soy tu jefe y dame las gracias por no explotarte gratis". A mi edad y que tenga que oír estas cosas, estos chantajes que ya deberían haber pasado de moda hace años. Pero que bien educadita está este mando intermedio. Yo incluso intenté ser conciliadora, empatizar: "mira, yo entiendo a la empresa, entiendo que a la hora de coger un trabajo nuevo la primera opción sea encargárselo a quien ya está en la empresa, pero eso se hace si puede ser. Y beneficia a la empresa, no nos engañemos". En fin, como hablar sola.
Recibo el famoso pliego y leo no pocos detalles del trabajo que me hacen pensar que es todavía más inasumible de lo que yo pensaba. Requiere unos conocimientos de legislación e incluso de biología que yo no manejo. Requiere pasar las primeras semanas haciendo lo que haces las primeras semanas de coger un servicio nuevo, trabajar más. No, ni de coña. No puedo. Tendré que seguir viviendo sin esos 200€ que me cambiarían la vida.
Hablo con mi marido. Mis hijos notan la tensión porque yo estoy crispadísima, no lo puedo ocultar. Le enseño el pliego y con sólo leer un par de párrafos abre los ojos como platos. Es bastante más trabajo que el que mi jefa dice. Trabajo para una persona centrada, no para mí. Él sólo me aconseja que no llame ya, que me tome un tiempo para calmarme y para que mi jefa vea que yo me lo he pensado. Le digo que no tengo tiempo, que ella quiere ya la respuesta para hablar con el ayuntamiento a las doce y decirles que todo esta listo para empezar. Odio esta mierda. La empresa sonríe al cliente, le anuncia que somos la bomba y por detrás los trabajadores ya lo asumirán todo. El rollo de siempe. Cuánto nos iba a cambiar la vida el coronavirus...
Llamo a mi jefa una hora antes de su reunión. Estoy tranquila, sé perfectamente qué le voy a decir. Lo primero que me suelta es "ah, ya te iba a llamar yo". Se ve que no tengo derecho ni a tomarme tiempo en contestar. Comienzo a decirle que he leído todo y que no me encaja por distin... me interrumpe y comienza a hablar sin pausa, explicándome porque sí encaja y bla, bla, bla y tus compañeras me han dicho que ellas sí lo hacen, que no tienen problema... en un momento que se detiene para respirar, le digo que si me deja hablar a mí será más fácil que me entienda. Me deja algo, porque me sigue interrumpiendo y confirmo que el "no" no era una opción. Yo le digo que yo tengo un compromiso con mí servicio y ese es el contrato que cumplo y que si veo que otro contrato compromete el trabajo que ya hago, no lo quiero coger. Los contraargumentos no sé si me dan más risa que pena o al revés. Me dice que una de mis compañeras ha estado de baja y no ha pasado nada; le digo que una baja es algo accidental, no un plan de trabajo. Me dice que si dedico parte de mi jornada a otra cosa, nadie se va a dar cuenta, ¡viva la ética! y ya, la mejor "que no pasa nada por no hacer el trabajo perfecto". Le digo que el problema no es no hacer el trabajo perfecto, es simplemente no hacerlo. Por último le propongo que les diga a mis compañeras si lo quieren asumir ellas, que les ofrezca más dinero y tiempo extra para hacerlo. Le encanta la idea, creo que en sus ojos se pone el signo del dolar y piensa en conseguir lo mismo por menos.
Cuelgo y me siento tremendamente aliviada, sigo viva después de semejante batalla. Mi sorpresa es que en minutos me llega por whatsApp un mensaje de una de mis compañeras "le he dicho que yo confiaba en tu criterio y que si tú no lo veías claro, más allá de que tengas el problema de tus hijos, yo no lo iba a hacer". La verdad es que me he quedado en shock. No esperaba tanta fidelidad. Mi otra compañera se suma, dice que ella ni de coña sin nosotras. Qué fuerte, porque esta última es autónoma y necesita el dinero. 
A lo largo de la mañana no hacemos más que intercambiarnos nuevos mensajes porque mi jefa contraataca (a mis compañeras) con nuevas ofertas. Finalmente una de ellas le dice que se deje de darle vueltas y contrate a otra persona ¡¡bravooo!!. En un rato mi jefa me llama suaaaave y me pregunta si conozco a alguien para el trabajo. La verdad es que no, pero le digo que la avisaré si encuentro a alguien. Cuando cuelgo pienso que no quiero "llevar a alguien al matadero" pero es una tontería, el trabajo en sí no está mal y una persona sola, con capacidad y ganas podría asumirlo. No me cuesta nada mandar un par de guasaps y ver si encuentro a alguien. Y resulta que sí. Un compañero conoce a una chica ingeniero técnico forestal a la que conoce de varios trabajos y piensa que podría interesarle. Le pido que la tantee antes de que yo le pase el contacto a mi jefa. La chica accede a escuchar la oferta.
Envío el contacto a mi jefa y me voy al parque con mis hijos. Hace más calor que ayer, un día de verano. Jugamos a la sombra de unos camelios porque al sol temo que nos quememos. La verdad es que sigue siendo una gozada disfrutar de este tiempo juntos al aire libre. La peor parte es que con el calor noto a la gente relajada en exceso: grupos de madres juntas sobre el césped sin protección alguna, familias que salen con padre y madre, una niña que se acerca a mi hija y la toca sin que su madre mueva un dedo de su móvil... en fin. Hasta mi hijo percibe algo, porque en el momento de irnos dice que por qué tiene que irse si tanta gente no cumple las normas. Es complicado de entender hasta para un niño.
Volvemos a casa acalorados. Nos cambiamos, bebemos algo y merendamos. Tengo que ayudar a mi hijo con una tarea de sociais que es algo difícil así que me propone que en cuanto yo acabe el café, lo avise y ya se pone con ello. La verdad es que me hace caso a la primera a pesar de estar viendo la tele y nos pasamos un ratito resolviendo los ejercicios. Tiene una actitud buenísima, da gusto pasar tiempo con él cuando está así.
Sigo sintiéndome muy bien con lo que ha pasado esta mañana. La parte de la empresa ha sido tensa y violenta, pero me siento satisfecha con mi decisión y muy agradecida a mis compañeras por haber hecho tanta piña.
Y precisamente, mientras pensaba en eso, la persona que me pasó el contacto de la chica candidata al trabajo me dice en un mensaje que está contentísima, que estaba trabajando pero no de cosas relacionadas con su profesión y que está entusiasmada con la oferta. Definitivamente se me ha alegrado el día. Sin pretenderlo, al negarnos a que nos explotasen, hemos dado trabajo a otra persona. No puedo expresar lo bien que me hace sentir esto, a pesar de no conocer a esta chica. Todo encaja al final y hacer las cosas de la manera correcta aporta beneficios para más gente. Parece que es más justo e incluso más natural repartir "la riqueza" de esta manera, que todos tengamos un trozo de pastel y disfrutemos de la fiesta. 
Me siento muy reconfortada, me pongo una canción de Sabina, "Y sin embargo" y sonrío el resto de lo que queda de día mientras pienso "hoy volveré a escribir".

No hay comentarios:

Publicar un comentario