jueves, 19 de mayo de 2022

Operación biquini

Llevo unos días pensando en la operación biquini y no me puedo sacar de la cabeza lo absurda que es. Todos los años por estas fechas, o antes si ya ha empezado el buen tiempo, comienzo el examen/inspección de mi propio cuerpo para detectar si se ajusta a los parámetros que se supone que debe cumplir para que yo vaya a la playa o piscina dignamente. Nadie me lo ha contado ni yo los he visto jamás, pero actúo como si en la entrada de la playa hubiese empleados que miden a la gente y deciden quién pasa y quién no. Como si fueses a un parque de atracciones y según tu altura pudieses subir o no, vamos.

Así que me miro, me pongo delante del espejo, me giro, me muevo...y no, no doy la talla (ja ja ja). Más bien me paso de la talla. Estoy blandita, hay dobleces donde debería estar liso, los muslos se mueven más de la cuenta al caminar y, por supuesto, tengo celulitis. Y empiezan entonces los cálculos: "yo creo que si empiezo una dieta mañana y bajo no sé cuánto a la semana...el 1 de julio...pero claro, adelgazo pero no endurezco....y si hago abdominales? tres veces por semana llegarán?...tengo que recuperar aquellos vídeos de Patry Jordán...." De verdad, qué pereza todo y lo peor, qué absurdo. Pero a qué concurso de belleza me creeré que voy...que es sólo ir a la playa...

Porque desde hace unos años yo he hecho cambios en mi vida de los que me siento muy orgullosa, como conseguir llevar una alimientación equilibrada y más saludable o incorporar a mi día a día el ejercicio moderado pero regular. Ya no consumo fritos, ni precocinados, tomo frutas, verduras y la cantidad aconsejada de legumbres a la semana; he pasado de echar dos azucarillados al café a tomarlo sin azúcar. Compro productos frescos de buena calidad, en el mercado y nunca falta el pescado o una cantidad moderada de frutos secos en mi dieta. Siento que he ganado en salud, en bienestar y me sienta bien pensar que estoy haciendo algo bueno por mí y mi familia.

Pero no estoy delgada, no lo suficiente para ponerme el biquini en verano y lucir cuerpo orgullosa en la playa, no (no doy la talla). Y lo pienso y ahora incluso lo escribo para darme cuenta de lo absurdo que es esto, pero ni aun así me lo quito de encima.

Pero vamos a ver ¿voy a la playa a lucir cuerpo, a ver los cuerpos de los demás? nooo, por suesto que no. Es que la gente que veo en la playa me da exactamente igual, la verdad, tanto los que están gordos como los que están estupendos...yo voy a la playa a disfrutar y a compartir buenos momentos con mi familia, eso lo tengo clarísimo. Entonces ¿por qué está presión si a mí me resbala cómo estén los demás?¿por qué me someto a mí misma a un juicio al que no someto a nadie más?

Hace unos años, después de tener a mi segunda hija, me compre un par de bañadores enteros porque estaba "demasiado gorda" como para seguir poniéndome biquini. No me gustaba esa sensación de tener tela en la barriga, sobre todo después de bañarme y me sentía realmente incómoda y un poco absurda. Además todo el mundo sabe que los bañadores no tapan, no ocultan, sólo disimulan y para eso... absurdo, vamos.

Pero resulta que luego adelgacé, unos 8 kg y ese verano volví victoriosa al biquini como diciendo "me voy a la playa, ahí os quedáis, gordas, yo ya no soy de las vuestras". Absurdo también. Porque ni ahí estaba lo suficientemente bien para estar contenta en la playa, no para mí.

Y después vino un pedazo de pandemia mundial y cogí unos kilillos, como todo el mundo. Pero sobreviví, sigo aquí, de nuevo mirándome la barriga, pero sana y, sobre todo viva. Que en este tiempo mucha gente ha engordado, pero mucha se ha desesperado, otras han perdido las ganas de vivir y muchas hasta la vida. 

Y este año cumplo 50, pero creo que estoy genial, de cabeza y corazón, ahí es nada. Porque a mi alrededor el cáncer de mama atrapa una tras otra a mis amigas y conocidas, las depresiones y demás mierdas mentales ni te cuento y alguna ya no está aquí para contarlo. Puedo sentirme afortunada y lo hago peeeero...estoy blandita, tengo barriga, qué le vamos a hacer.

Así que voy a hacer un esfuerzo, pero no por bajar las calorías de mi dieta, no por matarme a abdominales, sino por llevar una vida saludable que me haga sentir bien. Voy a centrarme en dormir mejor, en descansar lo que necesito, en sentirme vital y contenta, en mantenerme cuerda (o lo cuerda que pueda). Me encantaría verme más delgada, claro, pero el esfuerzo que eso me exige ahora mismo creo que, sinceramente no me merece nada la pena. 

Así que en verano, por supuesto, me pondré biquini para ir a la playa, con dos...

Y reconozco que no es un triunfo completo, porque lo hago porque me da igual lo que piensen de mí, porque a estas alturas de la película lo cierto es que ya me la sopla todo. Pero lo bueno de verdad (a ver si lo consigo algún día) es que yo fuese así a la playa porque crea que mi cuerpo es tan bonito o tan digno de ver o lo que sea como el de una niña de 20. A ver si para los 60 lo consigo...

 

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