sábado, 9 de mayo de 2020

Diario de una cuarentena. Día 57

Comienza la desescalada. La mía, que va por detrás de la que marca el gobierno. Tengo menos ganas de escribir y más de salir. He dejado de crecer hacia dentro para empezar a crecer hacia fuera. En todos los sentidos, estoy haciendo la operación biquini al revés, qué oportuna.
Hemos estado a última hora de la tarde atendiendo a la rueda de prensa del ministro de Sanidad, que se llevó a Fernando Simón para ayudarle en las preguntas difíciles. Y no me extraña, porque cuando quiso resumir los requisitos que se le pedían a las Comunidades Autónomas para pedir el cambio de fase, ya vimos que no era un proceso ni fácil ni intuitivo. Eso sí, después todo el mundo opina. Y fue curioso cuando empezaron a decir quién pasaba a fase 1 y quién no, como si nos hubiese tocado una rifa. Que total, a efectos prácticos no sé si nos supone mucho. Si ya nos podemos juntar con alguien pero no pueden ser mayores, descartamos a mis suegros. Podríamos ver a mis cuñados y a mi sobrina, pero ni siquiera sé si están en nuestra fase, quiero decir que no sé si han salido a la calle o no con la niña. Así que en "avance social" a lo mejor no tenemos nada. Quizá en las compras, puede que abran alguna tienda donde pueda comprar tinta para la impresora, alguna librería donde comprarme un libro que me van a regalar mis hermanas por mi santo (xa choveu), o incluso algún sitio donde comprar un juguete a mi sobrina, que en una semana cumplirá su primer año. Pero a día de hoy, todo está en el aire, tendremos que esperar a las guías que nos aclaren todo.
Así que con tan poco objetivo apetecible a la vista, creo que seguiremos optando por la prudencia, quedándonos en casa, haciendo compra semanal y sacando a los niños a diario, eso sí.
Y hoy a mi marido le han dicho que más pronto que tarde volverá a la oficina ¿por qué? porque sí. Ya puede decir el gobierno que mejor se siga con el teletrabajo, ya pueden seguir los niños sin cole hasta el 2021, que las empresas van a lo suyo y siguen con su rollo siglo XX. Se puede trabajar desde casa, se trabaja igual o mejor, pero no se quiere dar el paso, simplemente no se quiere hacer. Vivimos más comunicados que nunca y el trabajo sigue siendo presencial y cumpliendo horarios rígidos. Y los niños deben ser sólo míos o la empresa de mi marido propondrá que los demos en adopción, no lo sé muy bien. El caso es que cuando tanta gente decía lo muuuucho que nos iba a cambiar esto... será a las personas y para eso sólo a algunas y durante un tiempo limitado. Volveremos a lo de antes y a lo de siempre, en cuanto nos lo permitan. Y el curso que viene, salvo que haya un rebrote fuerte, los niños seguirán pasando tropecientas horas en el cole y habrá padres que tengan que pagar para que incluso pasen más porque la conciliación existe sólo en el diccionario. No me gusta decirlo, pero creo que la bofetada no nos va a cambiar, no como sociedad. Y la euforia de volver a vernos no nos va a durar más que cuando España ganó el mundial, la verdad.
Yo, de momento, no quiero ni que nadie se me acerque para abrazarme.
Volviendo a mirar "hacia dentro", hoy en casa fue un día bastante normal, aunque empezamos las clases más tarde que nunca. Mis hijos están cansados y yo... simplemente doy gracias porque es viernes. Mi hijo tuvo uno de esos días en que no para y casi lo tengo que llevar por el brazo a su habitación a cada momento para que una y otra vez se centre y acabe lo que tiene que hacer. Pero luego cuando juegan, despliega una creatividad alucinante. Se ha inventado que su hermana y él tienen una consola que se llama "Ya sabes" y que de momento tiene cuatro juegos: "Prehistory fook", "Princesas World"...y la verdad es que no me acuerdo de los demás. Cada juego tiene sus personajes, mecánica, fases... lo tengo que grabar contándolo porque es alucinante. Y claro, en el fondo no me sorprende porque creo que es una persona brillante, siempre lo ha sido, desde que nació. Si un día consigue enfocar todo eso que se le ocurre hacia un modo de ganarse la vida, va a ser impresionante. Y con esa cabeza...tampoco me extraña que a veces lo que tiene que estudiar le resulte aburrido y el mundo real se le haga pequeño.
Y en el trabajo también he sacado más cosas adelante hoy de lo habitual. Estoy contenta, claro, pero a la vez me supera hacerlo todo de la forma que lo estoy haciendo, aprovechando ratos, trabajando cansada... siempre tengo la sensación de que un día todo volará por el aire, no sé. Y debería seguir trabajando el fin de semana, pero me da tanta pereza... porque lo que necesito es descansar, que el fin de semana sólo son dos días y el ritmo por la semana es frenético.
A ver si mañana no duermo mucho y aprovecho la mañana, esa es mi mejor opción.
Hasta mañana, corazones.

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