sábado, 9 de mayo de 2020

Diario de una cuarentena. Día 58

Aquí sigo, desescalando.
Lo más satisfactorio del día de hoy, aunque parezca raro siendo sábado, ha sido la parte laboral. Y es que por la mañana estaba muy despejada, muy lúcida y yo diría que hasta inspirada, así que pensé que era el momento idóneo de ponerme con un informe al que le tenía ganas. Se trataba de describir un jardín que nos habíamos encontrado en muy mal estado y la semana pasada ya había reunido los datos, las fotos, sabía cómo enfocarlo... y sólo me faltaba la inspiración para poder juntarlo todo. Además otros trabajos, como revisar presupuestos, los puedo hacer por la semana sentada en el salón y con los niños viendo la tele, pero un informe en el que tengo que escribir y que van a utilizar después para tomar decisiones, pues no. Así que esta mañana, antes de la hora de comer, escribí todo lo que pude del informe y por la tarde lo retomé ya poniendo fotografías y cosas así. Me he quedado encantada.
A nivel personal, pues como siempre, los peores momentos vienen cuando los niños la lían y nos sacan de quicio y los mejores cuando todo fluye. Hoy, por ejemplo, mi marido y yo dormimos hasta tarde pero no hasta tan tarde como para que nos siente mal; los dos pudimos hacer bici; no me maté nada con la comida pero nos gustó a todos (arroz con huevos); los niños bajaron con su padre pero subieron en unos minutos porque se puso a llover; yo me tumbé con idea de dormir la siesta pero lo que hice fue ver el final de "Pretty woman" (para variar la puse en versión original); y por la tarde-noche mi marido subió CDs del coche y gracias a que finalmente arregló el home cinema, estuvimos escuchando a Zahara en el salón. Creo que hasta los días que ahora nos parecen malos son mejores que los malos de antes.
En el mundo exterior sigue el lío con las fases. Presidentes autonómicos, en el día después del pase de fase (esto parece fútbol) haciendo declaraciones de lo suyo. Y yo, que aun no tengo claro si a partir del lunes veremos a la familia (política) o no. Encima el gobierno ha dicho que se puede ir a las segundas residencias, lo que sería un avance para mis suegros, por ejemplo, pero acabo de leer que han rectificado. No sé. Yo vuelvo a sentirme un poco bipolar de nuevo y alterno momentos de "nos da igual, nosotros vamos a seguir haciendo lo mismo" con otros de "la semana que viene salgo a hacer alguna comprilla por tiendas del barrio". Y es que este debate interno entre las ganas de salir y el miedo nos tiene locos. Y por facebook he visto que mi peluquería abre a partir del lunes y me he puesto toda contenta, para después pensar que de momento no necesito ir y que no me afecta si abren o no.
Así que mejor me vuelvo "hacia dentro", me quedo en mi cueva, me pongo una peli con mi marido y mañana nos levantamos tarde. De las fases tendremos mil dudas pero de lo que no hay duda es de que esto es vida.

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