miércoles, 18 de marzo de 2020

Diario de una cuarentena. Día 5

Hoy hemos hecho PUM. 
A ratitos, por turnos, con brotes más o menos intensos...pero ya hemos hecho pum. Tenía que pasar.
Yo he vuelto a levantarme temprano porque trabajo, pero mi hijo se ha despertado casi tan temprano como yo y a continación ha despertado a su hermana. Empezamos mal...
Lo de las clases, pues ya pasada la novedad del primer día, les ha costado empezar. Y una vez que ya estábamos en ello, otra vez creo que le ha costado más a mi hija, que en el cole es super disciplinada, que a mi hijo, que en el cole es más disperso. Hasta en eso son diferentes, en su modo de amoldarse a esta situación. Ella estaba más cansada al principio, "a primera hora" y después de un recreo largo, volvió mejor; él, al contrario, empezó con ganas y fue al final, cuando le tocaba plástica, cuando notamos los primeros signos de que estaba mal. Hizo el trabajo de plástica para acabar pronto y salir del paso rápido y le dijimos simplemente que se tomase su tiempo, que no lo subiese a la aplicación y que, como se podía permitir hacerlo en el momento que quisiese, era mejor que lo terminase cuando su actitud fuese mejor. Pues se cruzó, encima se le acabó la batería del iPad y ya fue como si se acabase el mundo: se puso a llorar y a decir todo tipo de quejas, cuando yo creo que claramente su desesperación poco tenía que ver con el trabajo de plástica. Después, sin embargo, se volvió a tomar con muy buena actitud la última asignatura. Una montaña rusa.
Además el día ya era muy estresante porque lo de trabajar en casa parece muy bonito, somos unos privilegiados porque nuestro trabajo se adapta a teletrabajar y no tenemos que salir (como mis compañeras de trabajo, sin ir más lejos). Pero la realidad es que cuando intentas meter dos jornadas laborales con dos jornadas escolares reducidas y este encierro...pues haces PUM. Mi marido no dejó de recibir llamadas en toda la mañana y por la tarde se encerró a trabajar. Los niños, que saltaban a la mínima, más gritones y quejicas, y yo haciendo de todo, con dolor de cabeza y cansada. 
Aplaudimos por la ventana a las 20:00 y esta vez se saludaron mi hijo y un compañero de su equipo de fútbol que vive en frente. Sus padres son muy riquiños y la verdad es que también nos hizo ilusión saludarnos.
El aplauso es el pistoletazo de salida de los baños, lo uso para eso: "chicos, casi son las ocho; aplaudimos y al baño".
Y al salir del baño, mi hijo, el pobre, venga a llorar. Le pregunto y me dice que no le pasa nada, pero me lo llevo a su habitación y lo abrazo. Está desconsolado y no sabe qué le pasa, pero yo sí e intento explicárselo. Me parte el corazón, porque sabe que ha tenido un mal día, él, desde dentro y no sabe muy bien cómo manejarlo. No dejo de abrazarle y de mirarle a los ojos y no le miento, porque es muy listo y lo sabría. Le digo que llora con razón, que no se avergüence ni se disculpe, que estamos viviendo una situación que ninguno había vivido antes y que dejar de salir a la calle, de hacer nuestra vida y ver a la gente que queremos nos apena a todos; pero que tenemos la suerte de estar juntos en esto y si uno llora y se siente mal, lo cuenta y los demás lo abrazamos y le animamos. Como si me hubiese escuchado, su hermana se asoma y le pregunta si está bien. Y ya los dejo solos hablando y dándose ánimos mutuamente; él le agradeció lo buena hermana que está siendo...para comérselo!
Y con la cosa más relajada...pues me tocó a mí. Perdí los nervios con mi hija porque tenía un ojo muy rojo de tanto rascárselo y le dije que no podíamos ir al médico, que se dejase echar suero. Y fue una guerra, yo creo que me puse a pensar qué iba a pasar como necesitásemos de verdad ir al médico y acabé gritándole y ella a todo llorar. Vino mi marido a relevarme y a tranquilizarla y aunque me fui para tranquilizame, me puse llorar. Así que después vino mi marido a tranquilizarme a mí. Ja, ja, ja, ja ahora al contarlo me hace gracia, tranquiliceitor...pero en el momento yo también necesitaba que mi madre me abrazase.
En fin, en el beso de buenas noches a mi hija "nos reconciliamos" con mucho amor y abrazos. Y en el de mi hijo hablé de nuevo de las emociones, de llorar cuando lo necesitemos y de estar ahí unos para otros. También le dije que no pasaba nada por un día malo, y que podíamos pensar cómo mejorar el de mañana.
Y ya hace un rato, preparándome para ir a la cama, iba a poner el despertador para un poco más tarde que estos días y no funciona. Y es que a la hora de comer se bajó el interruptor de corriente ¡también la casa hizo PUM! y debe ser que se estropeó y ahora no puedo poner el despertador, ni la hora en el despertador, ni le funciona la radio, ni nada ¿Será una señal? ja, ja, ja. Es que están pasando cosas raras, de verdad. Hoy se baja el limitador (no recuerdo que nos pasase nunca), lo del despertador, ayer a mi marido se le cayó una copa en la mesa y lo que se quedó hecho añicos fue el plato sobre el que cayó. Y entonces pienso en un amigo que me contó que se le había intentado suicidar un pez saltando fuera de la pecera. Otra señal.
Bueno, bueno, bueno. Cuando me lea mi hermana me dirá "vete a dormir". Y creo que no habrá nada mejor que pueda hacer. Además cualquiera le lleva la contraria, que es la mayor.
Buenas noches noches a todos todos. 

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