viernes, 13 de marzo de 2020

Diario de una cuarentena. Día 1

El 3 de marzo toda mi preocupación era la reunión que teníamos con la directora del colegio de mis hijos.
El 7 de marzo preguntaba a los padres de los compañeros de mi hijo mayor, qué deberes había para el lunes, porque había faltado a clase el viernes.
De eso sólo hace unos días...y parece que fue en otra vida.
Ayer por la mañana, tan sólo ayer...varios mensajes en WhatsApp advertían de la posibilidad de que se cancelasen las clases de los niños. Yo estaba trabajando y sólo podía pensar en el horror que sería tenerlos en casa tantos días sin hacer nada. Pero después de que sobre la una del mediodía el presidente de la Xunta confirmase la noticia, todo empezó a cambiar tan deprisa que esa tarde ya tomé la decisión de que el viernes (hoy) ya no volverían al cole. Lo que esa mañana me parecía terrible, tenerlos en casa a partir del lunes, pasó en horas a ser la opción más lógica, y lo más lógico era empezar cuanto antes.
Y hoy, yo trabajaba en casa, pero es que ya me parecía lo de menos. Teníamos que quedarnos, no había otra. Y no hay "casa de los abuelos", no hay opciones, no hay sitios a los que llevarlos, no hay futbol, no hay cine... #yomequedoencasa.
Y lo más curioso es comprobar cómo la cabeza se va acomodando, cómo nos adaptamos. A ratos me dejo llevar: estoy trabajando en mi casa, con mis hijos en el salón viendo la tele tranquilamente y me siento como si la situación fuese normal. En otros momentos me inquieto: pienso en la situación, en la global, en la pandemia...y me da vértigo, me siento dentro de una de esas películas americanas de catástrofes, pero no en las clásicas como "El coloso en llamas", en una de las más chungas, más tipo "Volcano" o "Estallido". Pero también me ilusiono: pienso en esta situación como en una oportunidad, de vivir una experiencia única en familia, de valorar más lo que hasta ahora veíamos normal, de superar este reto, hasta de unirnos como país. 
Y todo el tiempo soy consciente, cada vez más, de que estamos viviendo un momento histórico, algo de lo que hablaremos el resto de nuestras vidas, como cuando comentamos lo que estábamos haciendo cuando fue el 23F, el 11M o el asesinato de Miguel Angel Blanco. Nunca habíamos pasado nada parecido (nuestra generación) pero algo por dentro me dice que sí volverán a pasarnos cosas así; no sé si volverá a ser una pandemia, pero quizá por el clima y la contaminación...¿o el coronavirus también cambiará eso? ¿cambiaremos por fin el chip? ¿seremos más conscientes?
Y con lo rápido que cambia todo, las certezas desaparecen, el futuro conocido es sólo mañana por la mañana y "la semana que viene" suena a distancia y a abismo.
De momento yo me aferro al hoy y al ahora. Hoy y ahora estamos bien. Creo que mañana también. Esta vida ya no es la que teníamos, la que conocíamos, la de rutinas y prisas, ¿pero será mejor que la del lunes? ¿será mejor que la del próximo viernes? ¿qué puede pasar en toda una semana?¿quiénes seremos al final, cuando todo esto acabe?
Demasiadas preguntas para asomarme a ese universo, así que de momento me quedo en este planeta, que ya no es el mío, pero parece habitable.
Por último (que ya tengo sueño) me quedo con una reflexión que me reconforta: que al menos en este caso los niños no son un grupo vulnerable; no me imagino lo preocupados que estaríamos si nuestros hijos estuviesen en riesgo grave.
Seguimos jugando...en casa.

2 comentarios:

  1. Que los niños corran poco riesgo es la clave para tomarse esta situación de otra manera. Saldremos mucho más unidos de esta y aunque aún es pronto, dentro de pocos días empezaremos a valorar tantas cosas... Será una lección de vida.
    Hay que aprovecharla.

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    1. Eso pienso yo también, que esto nos va a cambiar como personas y como familia y espero que para bien

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